viernes, 26 de febrero de 2016

FINANZAS PERSONALES

ANALFABETISMO E INCLUSIÓN FINANCIERA
Por: Rafael García
     El analfabetismo financiero es una condición relacionada con la falta de conocimientos por parte de ciudadanos como ahorradores e inversores para entender y aprovechar los beneficios que ofrecen los instrumentos e instituciones en el mercado internos o local; hacemos referencia a productos tan elementales como las depósitos bancarios, hipotecas, crédito al consumo hasta los más complejos o sofisticados. Esta situación se hace cada vez más evidente en la población de diversos países siendo más notoria en los subdesarrollados donde los niveles de analfabetismo financiero llegan a registrar valores superiores al 90% como es el caso de Colombia y México; pero también países desarrollados llegan a tener cifras de analfabetismo financiero importantes como es el caso de Estados Unidos, donde el porcentaje supera el 50%. Ante esta realidad, se hace necesario emprender programas de educación financiera de manera formal con el objetivo de brindar herramientas a la población que le permitan tomar decisiones financieras inteligentes y mantener el control de su futuro financiero.
     El analfabetismo financiero propicia engaños al prometer la ciudadano ganancias sin el control de los riesgos en los cuales se incurre, este efecto puede generalizarse en las crisis financieras, que surgen ante la creciente asimetría entre la complejidad de los instrumentos financieros y la capacidad de entender su funcionamiento; esto ha generado que estigmaticen las finanzas y surjan medidas populistas que buscas bajo la política de la regulación del sistema financiero, principalmente el bancario, proponiendo la eliminación de instrumentos y la penalización de la innovación teniendo esto consecuencias negativas para el crecimiento financiero personal y del país. En este sentido, debe ser prioridad de los gobiernos y los centros de formación como parte de las políticas nacionales brindar a la población educación financiera.
    El analfabetismo financiero se combate con educación que le permita a las personas evaluar adecuadamente sus decisiones, les garantice acceder a servicios financieros dentro de sus límites de riesgo y pueden exigir a los proveedores de instrumentos la innovación y las mejoras de las condiciones para hacer negocios. Una población educada financieramente es capaz de hacer uso adecuado de la información generando estabilidad económica; mejoran los indicadores de ahorro e inversión interna y se propicia una cultura de trabajo e inclusión financiera. Con una adecuada educación financiera se protegen los derechos de los consumidores, de atender correcta y diligentemente sus reclamaciones, sino también, procurar la recuperación de la confianza hoy ciertamente erosionada en las instituciones de los principales sistemas financieros.
     Con la educación financiera se brinda la autonomía requerida para que las personas realicen con mayor frecuencia y confianza, actividades de inversión y ahorro que puede complementarse con el funcionamiento de un marco legal de estricto cumplimiento pero que propicie la innovación y la pluralidad de instrumentos financieros. El objetivos de un sistema formal de educación financiera es que los niños valoren el uso del dinero y procuren el ahorro, que los adultos puedan participar en un mercado de inversión que incentive el crecimiento empresarial a través de la emisión de títulos de mercado primario, pero que también se mantenga un mercado de liquidez sólido al que puedan asistir las personas de la tercera edad para complementar sus pensiones con ingresos adicional por participaciones de bajos riesgo.

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