lunes, 1 de marzo de 2021

GERENCIA Y ADMINISTRACIÓN

 

LA GERENCIA EN SU TRÁNSITO HACIA LA POSTMODERNIDAD

Por Rafael Antonio García G.

La gerencia, como actividad esencialmente humana, modula en la transitoriedad desde un paradigma marcado por la racionalidad científica característico de la modernidad, a otro impregnado de complejidad, denominado postmodernismo, propio de la sociedad del conocimiento determinado por movimientos como: La globalización, el uso las tecnologías de información y comunicación, así como del reconocimiento de la importancia del ser humano. Su concepción está unida a la creación de las ciencias administrativas a partir de los estudios de Taylor y Fayol (inicios del siglo XX), en un momento histórico impregnado de cientificidad y pensamiento positivista; de allí que sus primeras narrativas estuvieran signadas por lo real, objetivo, con orientación pragmática, preocupada por la eficacia, el lucro y el afán de la competitividad. Dos eventos, precedieron el nacimiento de la modernidad y la gerencia como disciplina del conocimiento; acontecidos en el llamado siglo de las luces (XVIII): La ilustración y el nacimiento de la Revolución Industrial.  

 La gerencia surge en tiempos de modernidad con el propósito exclusivo de dirigir, los gerentes, poseen los conocimientos científicos y puede actuar con criterios racionales, ello le permite transformar la naturaleza y producir los bienes deseados para la vida humana. También, los individuos dentro de las organizaciones, responden a leyes naturales, por lo que si se logran manipular algunas condiciones primarias pueden producirse comportamientos esperados. La cientificidad y el domino de la razón era la condición que distinguía a los gerentes y los facultaba para dirigir a otras personas de menor comprensión. Durante la modernidad se desarrolla una visión fuerte del pensamiento racional con valores claros, una organización jerarquizada con líneas de mando verticales en forma piramidal; bajo la ética de la obediencia y el sujeto disciplinado. Las organizaciones debían funcionar con precisión y rigidez; es decir, como máquinas finamente diseñadas para lograr la máxima eficiencia.

El tránsito de la modernidad a la posmodernidad se inicia a mediados del siglo XX con la ruptura epistemológica de nuestra forma de entender la realidad, desde el plano teórico-filosófico; se reconoce que la lógica racional prevaleciente en las ciencias formales no era capaz de abarcar todo el conocimiento que podía ser percibido; a su vez, se acepta que no existen verdades absolutas y pueden haber diversidad de explicaciones para determinados fenómenos. Desde el plano empírico-fáctico; se produce un cambio de la concepción del capital hacia el poder del conocimiento, la relevancia de la información y la concreción de los valores que dignifican al ser humano como eje central del proceso empresarial; se plantea una visión humanista de la organización. La postmodernidad asume el pensamiento desde una postura sistémico-complejo-ecológica; sintetiza un momento histórico donde la sociedad se caracterizada por un reinante caos e incertidumbre en sus diversos escenarios.

La gerencia de la postmodernidad transita por un paradigma que reconoce la complejidad como una nueva forma de concebir la realidad, pensarla y repensarla desde una visión integradora, pero también, implica estar abierto a la práctica de un liderazgo participativo que involucre las opiniones del personal, clientes, colaboradores, la comunidad, el gobierno entre otros; es decir, una multiplicidad de saberes que se corresponden con la transdisciplinariedad. La gerencia es un medio que permite realizar transformaciones en todos los ámbitos, para lograrlo requiere el óptimo desarrollo del talento humano en actividades relacionadas con su creatividad, innovación, competitividad, participación e integración; esto es posible, cuando su trabajo se convierta en una labor gratificante. La transformación organizacional que supone la postmodernidad implica el desmoronamiento del paradigma mecanicista para dar paso a las convicciones de autonomía e indivisibilidad del ser humano, aspecto que comparte la gerencia, cuya naturaleza dialógica obliga a responsabilizarse por sus acciones frente sus empleados, inversionistas, el ambiente; así con la sociedad presente y futura.    

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