LOS 5 EJES DE LAS FINANZAS PERSONALES (I Parte)
Por: Rafael Antonio García G.
La presente reflexión constituye un nuevo aporte
teorético en la misión por mejorar la cultura
financiera personal de quienes gentilmente se han tomado la tarea de
seguir mis planteamientos en relación al tema; las contribuciones se
estructuran desde un pensamiento crítico subyacente en posturas emergentes,
contrastante de los supuestos planteados en textos especializado; así como, de la
experiencia del autor; cuya intensión, se direcciona a reorientar nuestras
relaciones con el dinero en el contexto de la postmodenidad. Nos impulsa la
voluntad de conocer como motivación intrínseca; además, contribuir a enriquecer
el espiral de conocimientos de esta disciplina particular a través de la
socialización y discusión de los hallazgos con la comunidad académica
interesada desde la intersubjetividad y emerger nuevas propuestas que inviten a
generar sinergias para la resignificación de los saberes. Esta reflexión
personal se edifica desde lo que he llamado: los 5 ejes de las finanzas personales, que recogen los
constructos básicos, a conocer, para lograr asumir responsablemente la
administración del dinero; aspecto de cuidado por sus efectos en la esfera
persona, familiar e incluso social. Estos ejes definen los sustratos
articuladores de las finanzas personales a fin de accionar los criterios
comportamentales para la toma decisiones que transciendan nuestra acomodada y
natural cotidianidad, para así, develar significaciones que puedan direccionar
nuestra forma de pensar y actuar de forma socialmente comprometida.
El presente ejercicio académico vivifica la
experiencia de las finanzas personales; en consecuencia, planteo que dichos ejes
se componen de 5 (cinco) constructos denominados: ingresos, egresos, ahorros, inversión y crédito. Cada uno con
imbricaciones y dimensionalidades complejas que se integran y relacionan
secuencialmente mediante movimientos ordenados y contributivos de esta forma
particular de saberes. El desarrollo de los temas se presenta desde la
definición particular de cada acepción hasta el establecimiento de las
relaciones directas e indirectas entre los mismos. En orden iniciaremos con los ingresos; señala García (2020), se
definen como “el flujo de entradas de dinero que la persona
recibe en un lapso de tiempo determinado; incluye sueldos, salarios, bonificaciones
o cualquier otra contribución recibida; en general, los ingresos están ligados
al ejercicio profesional, la capacitación o la dedicación de una persona a una
actividad remunerada, pero también incluye, las entradas de dinero producto de
inversiones pasivas”(p.34). La cantidad determina la capacidad adquisitiva del
ciudadano y le fija límites de pago antes tomar la decisión de recurrir al financiamiento.
A su vez, configura el escenario para la práctica del ahorro y la planificación
de inversiones. Es fundamental, dentro de proceso de formación financiera
personal, definir estrategias para diversificar los ingresos como condición necesaria
para el crecimiento, la independencia y libertad financiera.
Por su parte, los egresos constituyen las salidas o desembolsos de dinero mediante
los cuales se cubren las necesidades de la persona y su grupo familiar. La
cobertura atiende a un orden que abarca desde la cancelación de productos
alimenticios y la seguridad, hasta aquellas relacionadas con la formación,
capacitación y profesionalización; es decir, un sin número de opciones que crean
la responsabilidad personal por mantener su control riguroso a través del
diseño de instrumentos de vigilancia permanente manteniendo, siempre, la
previsión ante gastos inesperados. Mantener el control de la relación
ingresos-egresos a través de la elaboración de un presupuesto facilita la
correcta administración del dinero; cuando se diseñan en función de objetivos
previamente fijados con la suficiente flexibilidad que permita modificar las
estrategias y el tiempo para alcanzarlos pero no la concreción de los mismos. Al
enfrentar escenarios financieros adversos se debe elaborar un presupuesto de
egresos equilibrado con los ingresos (esperados); teniendo que eliminar o
reducir los desembolsos que no se ajusten a la disponibilidad financiera de
cada período; dejando las opciones de financiamiento a la cobertura de gastos
imprevistos. A manera de conclusión para cerrar la primera parte del tema, se
recomienda la formación de competencias financieras, que empoderen al ciudadano
de actitudes positivas ante el manejo del dinero como instrumento para la práctica
de valores sociales tradicionales como la reciprocidad, cooperación y
austeridad; con la finalidad de evitar los riesgos de una sociedad altamente
influenciada por el consumo y el gasto” (García ,2020).
Referencias
García R. (2020). Estrategias para el desarrollo de competencias financieras personales. Trabajo de investigación no publicado. Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (UNELLEZ), Barinas. 115 pp