SALUD FINANCIERA
Por Rafael García
Con
esta expresión se pretende explicar la condición financiera durante un periodo
de tiempo; en la cual las personas logran mantener un balance positivo entre
los ingresos y egresos permitiendo cultivar inversiones que con el tiempo
generen ingresos adicionales. La salud financiera, define la correcta
administración de las necesidades del grupo familiar y sus expectativas de
crecimiento mediante la optimización de los gastos a partir de la definición de
un presupuesto que considere la
necesidad del ahorro mediante la práctica de la disciplina y la correcta gestión del financiamiento. Si bien es un término relativamente nuevo sus
implicaciones nos acompañan desde hace bastante tiempo; en cierta forma,
constituye las bases para el logro de las libertades financieras y del
mantenimiento de la calidad de vida sin arriesgar las metas personales. Resulta
en estos momentos oportuno preguntarnos ¿Cómo alcanzar una adecuada salud
financiera?.
La respuesta no se sencilla, porque está
relacionada con mantener disciplina personal y del grupo familiar para la adecuada
administración del dinero. A manera de recomendación, es necesario cumplir con
al menos tres requisitos; el primero es la elaboración de un presupuesto
personal y familiar, que permita la planificación del balance entre las
entradas y salidas de efectivo para un lapso de tiempo determinado, es necesario
entender que no podemos gastar más de lo que recibimos, tratando siempre de
optimizar los desembolsos; siendo, además, conservadores en prever los ingresos futuros.
Un segundo aspecto, es mantener la
cultura del ahorro, para ello es necesario crear un fondo con bases a un
porcentaje de los ingresos mensuales que pudiera oscilar entre el 10 y el 25%,
todo va a depender del presupuesto personal o familiar, este fondo debe
colocarse un objetivo en cuanto al monto a alcanzar de manera que el dinero
ahorrado sea llevado a inversiones fijas o de largo plazo de manera de
conservar el poder adquisitivo, especialmente en economías inflacionarias.
Podemos, también crear reservas para contingencias, con la intensión de cubrir
posibles gastos imprevistos como son reparaciones menores del hogar o del
vehículo, así como gastos de medicina ambulatoria.
Un tercer aspecto, es la adecuada
gestión del financiamiento especialmente el proveniente del uso de las tarjetas
de crédito, en este reglón tenemos el proveniente del consumo y en muchos casos,
de forma adicional, la extensión de efectivo con respaldo de monto máximo del
crédito. En este sentido, es necesario tener presente que no podemos utilizar
el crédito para cubrir gastos corrientes, siendo este un síntoma de progresivo
hacia la condición de insolvencia. Es importante entender que necesitamos del
crédito para mejorar nuestra calidad de vida especialmente para la cobertura de
inversiones para la adquisición o mejoras en el hogar, el vehículo, el negocio
o en casos de cobertura de casos graves de salud. Si logramos mantener un
balance positivo manteniendo control sobre estas tres actividades podremos
afirmar que tenemos salud financiera.
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