CIUDADANÍA CORPORATIVA COMO ESTRATEGIA COMPETITIVA DE LAS PyMES
VENEZOLANAS
Por:
Rafael García
La ciudadanía corporativa es una
filosofía de gestión que no es exclusiva de las grandes organizaciones; comprende
el esfuerzo de la directiva de la empresa por lograr una actuación responsable
y la toma de decisiones para mejorar su relación con sus trabajadores, la comunidad
y el medioambiente; también las PyMES deben incorporarse a cumplir esta
importante función que demanda la sociedad actual. Este tipo de organización
empresarial tiene una importante contribución en la producción y el empleo a
nivel mundial, y nuestro país no es la excepción. Los directivos de las PyMES
pueden incorporar en su estrategia de negocios la ciudadanía corporativa como
medio de mejorar la sostenibilidad financiera de su empresa, a través del
mejoramiento de la imagen y confianza de sus consumidores, realizando prácticas
de ahorro de insumos y consumos de energía, generando respaldo en su gestión de
talento humano y contribuyendo a la sostenibilidad del medioambiente; para de
forma mancomunada abogar por la mejora de la ética empresarial.
Las PyMES
son importantes entidades de producción y empleo especialmente en América
Latina donde generan aportes significativos en la producción y el empleo por lo
que son necesarias para el crecimiento económico de la región; el caso
venezolano no es la excepción, siendo el 95% de las empresas y aportando el 80%
de la producción nacional. En este sentido, la práctica de la ciudadanía
corporativa debe tener relación directa con los beneficios tangibles en este
tipo de organización; por ello, los directivos deben incorporar prácticas
responsables como parte de sus estrategias que garanticen la sostenibilidad
financiera del negocio. Las PyMES presentan ventajas con respecto a otras
organizaciones que les otorgan ventajas competitivas y facilitan el
cumplimiento de la ciudadanía corporativa.
Primeramente,
las PyMES son parte de la comunidad por lo cual se pueden identificar con los
problemas que la aquejan e involucrarse en la solución inmediata de los mismos;
mediante su contribución filantrópica o asesoría profesional. Sus clientes o
consumidores, forman parte de la misma comunidad y estarán pendientes de las
acciones de la organización para respaldar con su compra o rechazar sus
productos de acuerdo con su actuación. Los trabajadores, también, residen cerca
e informaran de las condiciones laborales, de remuneración, discriminación,
formación entre otros; que determinaran la demanda de los productos y el
desempeño de mediano y largo plazo de la empresa. Por ello, la práctica responsable continua le
garantiza mejoras en la productividad y el incremento de la sostenibilidad
financiera.
A su
vez, la ciudadanía corporativa como parte de la estrategia garantiza ahorros
mediante la implementación de acciones dirigidas a actividades como: Un menor
consumo eléctrico, concientizando a apagar los equipos o utilizar aquellos que
generan un menor consumo de energía; uso de materiales de alta calidad e
insumos de menor contaminación o reducir el uso del papel y el uso de energías
alternativas etc. Su incorporación progresiva en las organizaciones genera
mejoras en la ética empresarial, que propicia el acceso a nuevas fuentes de
financiamiento que considere como necesarias la práctica responsable, esto
también puede ser determinante a la hora de que los proveedores seleccionen a
sus clientes.
Como último aspecto, es necesario que la ciudadanía corporativa este
apoyada con una comunicación oportuna que informe debidamente a los
consumidores a favorecer la selección de bienes y servicios de empresas con
prácticas responsables, incentivando de esa forma a que otras organizaciones se
sumen y a los gobiernos a establecer medios de regulación que procuren el
cumplimiento de la ciudadanía corporativa y realicen la sustentabilidad de los
informes como una forma de ganar confianza.