TODOS DEBEMOS ELABORAR UN PRESUPUESTO FINANCIERO PERSONAL
Por: Rafael Antonio García G.
La administración eficiente de nuestro dinero es una
responsabilidad individual que no podemos evadir, aun en los casos, que un
tercero asuma esa función. Es fundamental mantener el control, empleando mecanismos
de información que faciliten el seguimiento tanto de los ingresos o entradas como
de los egresos o desembolsos; esta práctica establece, firmemente, el compromiso
con el futuro desde las perspectivas personal y familiar; confiando en nuestras
capacidades para el desarrollo de la mejor calidad
de vida. Teniendo en cuenta lo señalado, quiero iniciar una secuencia
de post en los cuales explicaré los beneficios de los principales instrumentos
financieros que son necesarios para iniciarnos en la administración eficiente
del dinero; para de esa forma, ampliar nuestra educación financiera personal, parte esencial de la
educación integral que todos requerimos. Comenzaré disertando acerca de un
mecanismo de planificación y control financiero denominado presupuesto financiero personal como primer paso en el
desarrollo de conocimientos y capacidades financieras; este instrumento puede
definirse como una estructura que permite proyectar o estimar la cantidad de
ingresos y egresos para un lapso de tiempo prospectivo con la finalidad de
determinar el nivel de cobertura de las necesidades establecidas para un grupo
familiar (o persona) como indispensables para su normal crecimiento. También, puede
servir como estrategia para alcanzar objetivos específicos como la adquisición
de bienes, la realización de un viaje, ahorrar, la educación de los hijos, entre
otros.
Los planteamientos de esta primera exposición intentan
explicar la importancia de la elaboración del presupuesto financiero personal, una
vez, asumida la responsabilidad de las finanzas personales; entendiendo que es
un proceso de aprendizaje continuo cuyo objetivo es empoderar a los ciudadanos
de las capacidades financieras necesarias para su crecimiento personal y cuya
labor todos debemos emprender, creando
un movimiento sinérgico que trascienden desde la economía del grupo familiar
hasta la cultura de la sociedad. El presupuesto financiero personal funciona de
forma similar que el presupuesto de
caja o cash flow, muy utilizado a nivel empresarial como medio de planificación
de liquidez. En ambos casos, se estructura un plan financiero que registra por
separado los ingresos esperados y los egresos a cancelar para un lapso de
tiempo (por lo general un mes, trimestre, semestre, año); permitiendo, con
anterioridad a su ocurrencia, definir la cantidad de dinero disponible y los
compromisos que son necesarios cubrir para el desarrollo de nuestras
actividades cotidianas; es decir, lo que se espera gastar en alimentos,
servicios, entretenimiento, formación entre otros.
Para la elaboración de un presupuesto financiero
personal es imprescindible tener conocimientos contables básicos; que orienten la
labor de ordenamiento y clasificación de las cuentas atendiendo a ciertos principios
que rigen la racionalidad de las operaciones dentro de la disciplina. Aunque, son
muchos los que se atreven a mostrar modelos de presupuestos financieros
personales, en mi opinión, es necesaria la mentoría personalizada que convierta,
dicha labor, en una experiencia educativa enriquecedora; cuya práctica
periódica permita la retroalimentación y no se pierda la motivación de su
realización cuando surjan dificultades. En consecuencia, la labor
presupuestaria operacionaliza los objetivos financieros personales, un
requisito adicional que justifica el acompañamiento, dichos objetivos son
únicos y exclusivos para cada persona por lo que se deben establecer
estrategias encaminadas a cumplirlos teniendo en cuenta la realidad particular.
El presupuesto financiero personal debe realizarse de
forma ininterrumpida a lo largo de tiempo para alcanzar dos grandes objetivos.
El primero, atiende a la definición de las cuentas de ingresos y gastos, así
como su ordenamiento; como se señaló con anterioridad, para cada persona son
únicos. Sólo con la práctica constante de la función presupuestaria es posible
identificar la totalidad de las cuentas que podemos utilizar, especialmente, en
el reglón de gastos que serán siempre más variados llegando a identificarse
aquellos que se tiene para cierto tiempo como sucede con los gastos navideños;
conociendo con claridad la estructura de los gastos se pueden eliminar aquellos
que se consideren innecesarios. El segundo objetivo, guarda relación con
valores como la disciplina y responsabilidad para el cumplimiento de lo
establecido en el presupuesto; ya que es necesario utilizarlo como una guía de
actuación que debe orientar la dirección en el uso del dinero estableciendo
parámetros de movilidad con fines preestablecidos pero con la flexibilidad
suficiente para que no se convierta en una camisa de fuerza que obstaculice el
crecimiento financiero personal.
Son variados los aprendizajes que logramos a partir de
la continua elaboración de un presupuesto financiero personal, entre los más
significativos podemos mencionar:
1. Reconocer el valor de la educación financiera como
proceso de formación de aprendizajes para la administración eficiente del
dinero, entiendo que dicho recurso es un medio indispensable para nuestro desarrollo
personal, teniendo en cuenta su necesidad para actividades esenciales como lo
son: el cuidado de la salud, la adquisición de bienes, la educación personal y
del grupo familiar, entre otros.
2. La importancia de la planificación personal,
especialmente, la relacionada con la generación y uso del dinero, a partir de los objetivos y metas que fijemos
para el desarrollo de nuestras vidas.
3. La definición y práctica de valores personales que nos
enriquezcan como seres humanos, contribuyendo
con el desarrollo de la sociedad; en este sentido, los valores como la
superación, disciplina, responsabilidad, autonomía, solidaridad entre otros son
fundamentales.
4. Conocer nuestros comportamientos en el uso del dinero;
esto es significativo, ya que con regularidad asumimos distintas posturas ante
situaciones relacionas con la disponibilidad de liquidez. Por lo general, somos
impulsivos para las compras, derrochadores en condiciones de abundancia de
dinero, inventamos excusas para no ahorrar, austeros para la inversión entre
otros casos.