CÁLCULO
DEL PATRIMONIO PERSONAL
Por:
Rafael García
Es
importante que en estos momentos cuando faltan pocos días para que finalice el
año 2015 realicemos un balance de nuestro patrimonio personal, con la finalidad
de analizar las decisiones tomadas durante el año que afectaron de manera
positiva o negativa nuestro bienestar financiero, recordemos que en artículos
anteriores hemos recalcado la necesidad de incrementar el patrimonio como
estrategia de educación financiera para mejorar la calidad de vida. En este
sentido, lo que proponemos es que cada año al inicio o al final realicemos la
actualización del patrimonio personal a través del cálculo de un balance que
muestre la cantidad de activos adquiridos y pasivos contratados; esta actividad
se asemeja a la elaboración de un balance general (Estado financiero
empresarial) que muestra en moneda de circulación local el valor de los
derechos y obligaciones de la persona de manera de comparar su comportamiento
durante el tiempo y determinar el nivel de libertad financiera.
Iniciaremos con el registro de los activos, el cual
incluye el dinero en forma líquida que mantenemos en las distintas modalidades
de ahorro; además, debe incluirse los aportes acumulados en caja o fondos de
ahorro realizados hasta la fecha, a estos le agregamos las inversiones
fácilmente convertibles en efectivo, como lo son las acciones, bonos y prendas
de valor en metales preciosos. Un tercer renglón lo constituyen las propiedades
en la forma de vehículos, inmuebles, equipos y maquinaria; por último agregaría
los activos con utilidad específica como las antigüedades o de colección, armas
de fuego, obras artísticas entre otros. Es necesario que estos activos se
valoren a precios corrientes mediante la referencia de mercado o de
profesionales en áreas específicas; a su vez, es necesario considerar los
niveles de inflación acumuladas, ya que este variable macroeconómica puede
inflar el valor de los activos generando un crecimiento solo por tenencia de
los bienes y no por la adecuada administración de los mismos.
En segunda instancia, debemos registrar las deudas o
acreencias que mantenemos con personas naturales o jurídicas; en este sentido,
incluiremos las deudas contraídas con sujetos mediante el uso de letras de cambio
u otra modalidad con o sin garantías. Adicional, se agregan los préstamos
institucionales con cajas o fondos de ahorro, tarjetas de créditos, préstamos
personales, hipotecarios y de otra índole. Los intereses que deben cancelarse
por el uso del dinero bajo esta modalidad solo se incluirán como pasivos los
que hasta la fecha no se haya cancelado y se encuentren vencidos. Es necesario
aclarar, que los compromisos generados por los pagos de gastos corrientes, como
servicios, reparaciones y diversión no se incluyen porque están contemplados en
el presupuesto personal.
Totalice los activos y reste la
totalidad de los pasivos, de esta forma está calculando su patrimonio neto,
¿Cuál fue su resultado positivo o negativo?. Esta relación cambia a lo largo de
la vida y puede ser negativa en los jóvenes que inician su independencia
financiera y positiva para las personas adultas que han logrado acumular con
los años cierta cantidad de activos. Adicional, el patrimonio neto personal,
estará condicionado por factores como los objetivos y metas del individuo, sus
creencias y valores, nivel educativo y la situación laboral del individuo.
Resulta acertado emplear los ingresos en incrementar el patrimonio neto personal
mediante la realización de inversiones de mediano y largo plazo que generen
ingresos para esos lapsos de tiempo, a su vez, es necesario el uso inteligente
del financiamiento mediante la evaluación de las opciones que ofrece el mercado
considerando variables como el tiempo, costo y garantías. Mantener un
patrimonio neto positivo con crecimiento constituye la base para alcanzar la
libertad financiera